En 1942, en plena Segunda Guerra Mundial, la Armada Real británica construyó una plataforma marina que sería utilizada como fuerte naval. Este se compuso de una estructura flotante con dos torres encima, unidas por una cubierta. Varios años después del enfrentamiento armado -en 1956- el buque flotante fue vaciado y trasladado hasta un banco de arena a 13 kilómetros de la costa de Essex. Allí se mandó inundar el casco para fijar la posición de la plataforma sobre el banco. En ese momento, Reino Unido postulaba 5 kilómetros de extensión para sus aguas territoriales y el buque se encontraba más adentro, en aguas internacionales. Roughs Tower, la instalación ubicada en la superestructura, fue la única parte habitable que quedó a la vista.

 

El 2 de setiembre de 1967, un ciudadano inglés llamado Paddy Roy Bates ocupó Roughs Tower y reclamó inmediatamente la soberanía de la plataforma. En ese momento nació el Principado de Sealand, una micronación cuya superficie habitable se reduce a los 550 metros cuadrados. Hasta hoy, la propiedad del buque flotante se encuentra en discusión, y sobre esta historia hay un grueso manto de misterio. Algunos documentos del Reino Unido demuestran que hubo planes para tomar Sealand por la fuerza, pero estos nunca se llevaron a cabo. La prensa oficial tampoco ha vuelto a dar demasiados detalles al respecto.

Aunque parezca inverosímil, este “territorio” en discusión se ha visto involucrado en asesinatos, enfrentamientos armados, tráfico de documentos e interminables juicios. En 1968, un buque de la Armada Británica abrió fuego cerca de Sealand; algunas versiones aducen que el hecho fue parte de trabajos de reparación en una boya de navegación, mientras que otros indican que se trató de un intento por desalojar a los Bates de la plataforma. Diez años más tarde, ciudadanos alemanes y holandeses tomaron cautivo al hijo de Bates en Roughs Tower. El padre retomó el lugar en helicóptero y con asistencia armada, tras lo cual declaró a un abogado alemán, Gernot Pütz, que poseía un pasaporte de la micronación como traidor. Alemania solicitó la liberación pero el Reino Unido se desentendió del caso. La liberación se negoció con un diplomático de Alemania en Londres, hecho que Bates considera afirmación de su soberanía sobre Sealand.

 

En verdad, la micronación no tiene nada que envidiar al resto de los estados del mundo. Posee su propia bandera y escudo, e incluso un himno que fue compuesto por Basil Simonenko. Su lema es “Desde el mar, libertad”, leyenda que hace alusión al nombre del Principado. La moneda es el dólar de Sealand, aunque no tiene valor de cambio al tratarse de un estado no reconocido. De todas maneras, coleccionistas y curiosos atesoran algunas de las monedas que el principado ha emitido desde 1972 en metales preciosos. Su forma de gobierno es la monarquía hereditaria; en la actualidad, Roy Bates de Sealand es el príncipe, y el regente, Michael. Sin embargo, los súbditos son escasos: la población estable de la plataforma casi nunca sobrepasa las 5 personas.